El suicidio según las distintas religiones y fiolosofías

Hoy voy a hablar sobre la idea que tienen sobre el suicidio las distintas religiones y filosofías, ya que el otro día estuvimos comentando el problema con el «juego» de la Ballena AzulEn este popular «juego», una persona adulta, a través de las redes sociales, contacta con un menor de edad para convencerlo de hacer una serie de retos en los que se tiene que autolesionar. El último reto consiste en tirarse de un sitio muy alto, lo equiparable al suicidio.comida Este «juego» consiste en una serie de 50 retos en los que un adulto, al que se le conoce como tutor, embauca a un adolescente para que los complete. El último reto es el suicidio. Muchos adolescentes caen en las trampas de estas personas que, trágicamente, acaban suicidándose.

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Rueda de la vida del Budismo

En la religión Budista el acto de morir es considerado un privilegio a los que consiguen llegar a la calidad de Buda. Morirse no significa desaparecer sino cambiar de un estado a otro. Por estas razones el suicidio no te permite escapar de nada, solo estás haciendo una transición de estado. Las propias personas tienen unos derechos reservados por el Budismo para determinar cuándo quieren cambiar de existencia. Lo más importante es ver si la mente descansará en paz o no.

En la religión Católica nuestra vida no nos pertenece por eso no podemos hacer lo que queramos con ella. Es una contradicción natural de la conservación y la perpetuación de la especie. Además estás siendo injusto contigo mismo con los demás. Dios te quiere y te quiere vivo. Se considera a la vida como un don precioso que Dios repartió por toda la Tierra. Pero no tiene que estar precisamente condenado por el acto de suicidio. Se recomienda rezar por la salvación del alma.

A fin de cuentas, el hecho de suicidarse es algo muy serio y que puede hacer mucho daño a gente de tus círculos familiares, de amistades o de fans (en el caso de ser famoso). Hay que pensárselo muy bien antes de actuar y pedir ayuda de todas las maneras posibles antes de hacer una locura que pueda destrozar vidas, a parte y a partir de la tuya.

 

El Buen Pastor, Murillo

Vamos a comentar esta obra de arte de un pintor barroco sevillano y que actualmente se encuentra en el Prado.

La creación de esta pintura se basa alrededor del año 1660. De estilo barroco y hecho al óleo, esta obra cuenta con un aire infantil y religioso. Su autor, Bartolomé Esteban Murillo,  fue el autor español más conocido y apreciado fuera de España. Sus pinturas eran mayoritariamente de carácter religioso.

El Buen Pastor

El Buen Pastor de Murillo

En el cuadro se ve a un niño, que debía de ser pastorcillo, y un cordero. Las ruinas de detrás, son un icono o símbolo cristiano que hace referencia al paganismo vencido. El niño es Jesús, que fue a buscar al cordero o oveja despistado/a. Esto lo dice San Mateo en un Evangelio: si uno tiene cien ovejas y se le pierde una, deja a las otras noventa y nueve y va a buscar a la descarriada. También hace referencia a el Evangelio de San Juan.

Ahora, voy a comparar esta obra (El Buen Pasto de Murillo) con la de «El Buen Pastor de las catacumbas de Priscila».

El Buen Pastor de las catacumbas de Priscila

El Buen Pastor de las catacumbas de Priscila

Podemos apreciar que en la primera imagen solo hay un cordero mientras que en la segunda hay tres. En la obra de Murillo el fondo está compuesto por ruinas y en la de las catacumbas, por dos plantas altas con unos pájaros encima. También observamos que en la obra de Priscila el hombre es adulto y en el Pastor de Murillo aún es un niño pequeño. La gran diferencia de todo esto es la simplicidad del Buen Pastor de las catacumbas de Priscila y la complejidad del Buen Pastor de Murillo, al igual que uno está hecho en piedra (catacumbas), y otro en una tela o lienzo (Murillo).

Lo parecido está en que hay corderos y un hombre en las dos imágenes.